En esta entrada hablaremos sobre los partos de urgencia y cómo actuar si nos encontramos ante esta situación.
En general, las mujeres embarazadas tienen muy controlado el momento del parto y conocen el momento en el que saldrán de cuentas. Un embarazo a pesar de ser un proceso natural conlleva una serie de riesgos tanto para el bebé como para la madre, por lo que requiere de la ayuda de profesionales. Sin embargo, en ocasiones el momento del parto es imprevisto, llega de manera repentina y a la embarazada no le da tiempo de acudir a un hospital. También puede darse una situación en la que no es posible llamar a los servicios de emergencias por X razones. ¿Qué hacer en estos casos? Ante todo mantener la calma.
Lo primero que debemos hacer es tranquilizar a la madre, y animarla a que respire profundamente y con la boca abierta. Sería ideal llevar a la embarazada a un sitio tranquilo y limpio: una cama, en el suelo cubierto con sábanas, ropa... A ser posible, se deberían limpiar con agua y jabón los genitales de la mujer.
Una vez encontrado este sitio cómodo y limpio se la debe acostar boca arriba, con las rodillas flexionadas y las piernas separadas, esto nos facilitará ver cuánto han dilatado los genitales y cuándo ha comenzado la fase de expulsión.
La mujer puede permanecer en esta fase unas horas, hasta que el útero haya dilatado unos 10 cm o se pueda ver la cabeza del bebé. Si todavía no han llegado los servicios de emergencias, éste será el momento de intervenir.
Durante las contracciones se debe instar a la madre a que empuje, recomendando que no grite para que así el empuje sea más fuerte y más efectivo. Entre cada contracción la madre debe descansar y recuperarse, es muy importante también que se sienta segura.
Lo primero que debemos ver es la cabeza. Cuando comience a salir se coloca una mano en la cabeza del bebé y se ejerce una presión muy muy suave. El objetivo de esto es que el parto no vaya demasiado rápido y que la cabeza salga durante una contracción y por el empuje de la madre.
Una vez que la cabeza está fuera ,debemos asegurarnos de que el cordón umbilical no está enrollado al rededor del cuello. Si esto ocurre no alarmarse, con un dedo tirar suavemente y desenrollarlo, pasándolo por la cabeza del bebé para evitar que se asfixie.
Una vez que todo esto ha ocurrido, el resto del parto se producirá de manera rápida y casi sin intervención. Hay que sostener la cabeza del bebé mientras la madre sigue empujando y hasta que salgan los hombros. Hay que recordar que el bebé llegará cubierto de fluidos, por lo que se debe sujetar con delicadeza pero firmemente.
Puede ocurrir también que el niño venga de nalgas. No preocuparse, simplemente sujetarlo y dejar que salga el resto del cuerpo, pero sin tirar de él.
Una vez que el niño está fuera deberemos colocarlo en el regazo de la madre. Esto es muy importante ya que los recién nacidos pierden mucho calor, y las madres son capaces de regular su propia temperatura corporal para proteger así a su hijo.
Es muy importante también limpiar la boca y los orificios nasales del niño, para que pueda expulsar todo el líquido de sus pulmones. No dar palmadas en la espalda, basta con sostenerlo inclinado hacia abajo y masajear la espalda. Si tose y empieza a llorar es buena señal.
A continuación debemos cortar el cordón umbilical. Para esto se utilizarán hilos anchos, o algún material similar, para ligar los extremos. El primer nudo lo ataremos a unos 10 cm del bebé, y el segundo a unos 5 cm del otro. Ese trozo de cordón umbilical no debe tener pulso, y una vez que estemos seguros de ésto, lo cortaremos con unas tijeras lo más limpias posibles. Una vez hecho, debemos comprobar que no hay pérdida de sangre por ninguno de los extremos.
Después de unos 30 min la madre sentirá de nuevo unas contracciones para expulsar la placenta, no se debe tirar del cordón, la madre por si sola es capaz de expulsarla.
Una vez que se ha producido el parto es recomendable tener en cuenta algunos signos, por si se dan ciertas complicaciones:
- El color de las manos y los pies del bebé es normal que esté azulado al principio. A medida que vaya respirando se irá tornando del color de su piel.
- Si el bebé no respira volver a limpiar la boca y la nariz, y comenzar a realizar el boca a boca, soplando suavemente sobre la nariz y la boca del niño.
- El niño debe estar en contacto piel con piel con la madre. A ser posible se debe tapar a ambos con una sábana o una manta, y estimular al niño para que tome el pecho cuanto antes.
- Vigilar también la hemorragia de los genitales de la madre. Una hemorragia abundante es algo grave y motivo de alarma.
- Debemos intentar llevar a la madre y al niño a un hospital cuanto antes, y llevar también la placenta, ya que puede ser de gran utilidad para los profesionales.
Por último, dejamos algunas cosas que NO se deben hacer en un parto de urgencia:
- Tirar del bebé, tanto si viene de cabeza como de nalgas. Sujetarlo con firmeza pero nunca tirando.
- Presionar el abdomen de la madre. Esto puede causar daños en el niño.
- El líquido y la sangre con los que está recubierto el bebé se deben limpiar. Pero debajo hay una capa de grasa blanquecina llamada "vérmix caseosa" y es beneficiosa para el niño, ya que lo protege de las infecciones y del frío, por lo tanto no debemos insistir en limpiarla.