Sé que no estamos en época de playa, pero os traigo un tema de interés nacional y que estoy segura será de utilidad a los bañistas del Mediterráneo y Atlántico. ¿Quién no ha oído hablar de la picadura del pez escorpión, pez araña, escarapote, faneca brava o (para que todos nos enteremos) Trachinus Draco?
Una servidora se ha pasado gran parte de su infancia atemorizada con la marea baja, pues como sabéis (y si no os lo cuento), este pez habita en las zonas más profundas, por lo que las probabilidades de pisarlo cuando la marea está alta son escasas (vamos, tan escasas como que te toque la lotería). Aún así, la única prevención posible y segura contra su picadura es el uso de sandalias o cangrejeras; aunque dicen que arrastrando los pies también lo puedes evitar.
Pero... ¿qué pasa cuando pisas a este pez semienterrado en la arena? Pues, básicamente, que te inyecta su ponzoña. Entonces, aparecerá inflamación local, mucho dolor (no quiero asustar, pero muchísimo), y en algunos casos aparecen mareos, fiebre, cianosis, vómitos, insuficiencia respiratoria...
¿Qué hacer si no hay socorrista? He visto desde gente que chupa el veneno, que quema la zona con un pitillo o que pincha la picadura para que sangre y expulse así la toxina; sin embargo, son sólo dos los tratamientos de urgencia que debemos aplicar nosotros mismos en este caso.
El remedio más conocido y efectivo es el calor, pues el veneno de la faneca es termolábil, así que se recomienda posar el pie sobre la arena caliente o incluso el asfalto o cualquier otra superficie que mantenga una temperatura elevada.
También cuenta la leyenda que los marineros se orinaban (sí, has leído bien) sobre las picaduras de faneca para contrarrestar los efectos de la toxina, y la verdad es que no iban tan mal encaminados, pues el amoníaco es mano de santo en estos casos.
Por supuesto, habrá que lavar bien la picadura y esperar que con estos remedios el dolor y la hinchazón disminuyan, si no es así, es recomendable acudir al médico.
El remedio más conocido y efectivo es el calor, pues el veneno de la faneca es termolábil, así que se recomienda posar el pie sobre la arena caliente o incluso el asfalto o cualquier otra superficie que mantenga una temperatura elevada.
También cuenta la leyenda que los marineros se orinaban (sí, has leído bien) sobre las picaduras de faneca para contrarrestar los efectos de la toxina, y la verdad es que no iban tan mal encaminados, pues el amoníaco es mano de santo en estos casos.
Por supuesto, habrá que lavar bien la picadura y esperar que con estos remedios el dolor y la hinchazón disminuyan, si no es así, es recomendable acudir al médico.
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