El infarto de miocardio se conoce como la obstrucción de las
arterias que irrigan el corazón, impidiendo así que les llegue oxígeno
produciendo la muerte de la zona afectada.
Normalmente se produce por la presencia de un coagulo que
impide a la sangre llegar hasta el corazón. La gravedad dependerá de la
extensión del área muscular y de la localización de la zona.
Los principales signos y síntomas son opresión y dolor
continuos en el tórax que puede irradiarse a la mandíbula, espalda, dientes y
brazos, dificultades para respirar, falta de aire, dolor en el epigastrio,
sensación de muerte inminente, mareos, vómitos, náuseas, tos, transpiración y
pérdida de consciencia. Sin embargo personas mayores, diabéticas y mujeres
pueden que no sufran estos síntomas, lo que se conoce como ataque cardíaco
silencioso.
Si la víctima está inconsciente debemos realizarle la RCP,
si por el contrario está consciente debemos intentar que descanse y llamar al
112. Lo sentaremos en un lugar confortable, con las piernas flexionadas y los
hombros apoyados contra un respaldo a mayor altura que las caderas.
Si en el 112 lo aconsejan y puede tomarlo le administraremos
una aspirina y si está en tratamiento le suministraremos la medicación. Por
último debemos valorar sus constantes vitales.
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