En ocasiones el hueso sale de su sitio para casi en el momento volver a su lugar, esto se denomina subluxación.
Las articulaciones que más se ven comprometidas son las rodillas, hombros, tobillos y cadera. En principio una luxación no es algo de importancia vital, pero sí se debe tratar con rapidez por si hay vasos o músculos afectados.
Hay ciertas características que indican que estamos ante una luxación, son:
- Dolor agudo e intenso.
- Zona hinchada y amoratada.
- Si hay afectación nerviosa, la víctima sentirá hormigueo y posible parálisis.
Otras más graves pueden ser:
- Deformación.
- Imposibilidad de mover el miembro.
¿Qué hacer?
- Localizar la zona afectada. Si se trata de la espalda, cuello o cadera, no mover a la víctima hasta que lleguen los servicios de emergencias.
- Inmovilizar el miembro afectado en la posición en la que lo hemos encontrado, con un cabestrillo o una férula improvisada. La idea es que el miembro se mueva lo menos posible.
- Si hay heridas, antes de inmovilizar a la víctima se deben limpiar y cubrir con gasas o paños estériles (si los tenemos).
- Poner frío sobre esa zona (hielo, bolsas de congelados...) para reducir la inflamación y el dolor.
- Dejar la articulación en reposo total.
- Trasladar al hospital cuanto antes.
Es muy importante NO intentar recolocar la articulación, ya que una luxación es fácil de confundir con una rotura, y si estamos ante este último caso provocaríamos complicaciones y mucho daño.
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