Básicamente, un esguince es una lesión en los ligamentos de la articulación, que cursa con los siguientes síntomas: inflamación, dolor articular o muscular, rigidez en la zona y hematomas o cambio en la coloración de la piel. Se distinguen tres grados, dependiendo de su gravedad, aunque el protocolo de actuación será el mismo independientemente de ésta:
- Aplicar hielo lo antes posible, envuelto en una tela y no directamente sobre la lesión (esto reducirá la hinchazón y el dolor).
- Inmovilizar la articulación realizando un vendaje compresivo (sin pasarse, que no queremos llegar a necrosis).
- Mantener en todo momento la articulación elevada, por encima del nivel corazón.
- Se puede administrar algún medicamento para controlar el dolor.
- Reposo durante varios días mientras no disminuyan los síntomas.
Los esguinces leves no tardan en curar más de 7 o 10 días, pero los graves pueden cursar con dolor durante varias semanas. De todas formas, debemos controlar la lesión y acudir a un centro médico en caso de dolor persistente, inflamación que no disminuye al cabo de varios días o sospecha de una lesión grave o fractura.
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