El acaloramiento es una sensación fuerte de calor provocada por la exposición a altas temperaturas, provocándose un aumento de la sudoración y una disminución en la circulación de la sangre.
Como consecuencia de este acaloramiento se pueden producir mareos, náuseas, aumento de la frecuencia cardíaca y de la sudoración, debilidad, cefaleas, desvanecimiento, cansancio...
Normalmente aparece repentinamente y dura pocos minutos.
Si nos encontramos ante una situación de acaloramiento debemos trasladar a la víctima a un lugar fresco, ventilado y con sombra, colocarla en posición lateral de seguridad y elevarle las piernas, quitarle o aflojarle la ropa e hidratarla con agua o bebidas isotónicas. Por último debemos aplicar compresas frías sobre su cuerpo.
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